Imagen: Plataforma Urbana |
Constanza Martínez Gaete | Plataforma Urbana, 2013-03-22
http://www.plataformaurbana.cl/archive/2013/03/22/el-uso-mixto-de-suelos-como-mecanismo-de-reduccion-de-la-delincuencia/
Se cree que los barrios que presentan una mezcla de usos de suelos -como comerciales, de oficinas y residenciales- tienen una serie de beneficios. Sin embargo, hace un par de años, un cambio en la planificación urbana en las ciudades buscó separar los usos de la tierra, con las casas en una de las esquinas de la ciudad y el área de compras en otro. Los barrios de uso mixto en donde las personas pueden caminar más, otorgan beneficios para la salud de sus habitantes, ayudan a reducir los tacos y, por ende, fomentan la creación de comunidades más activas, con una calidad de vida superior.
La lista de casos en apoyo a esta estrategia es cada vez más extensa y los planificadores pueden agregar un argumento más empírico para su puesta en práctica: el uso mixto de zonificación parece reducir también el crimen.
John McDonald, director del Departamento de Criminología de la Universidad de Pennsylvania, afirma que “la gente dice que esto tiene sentido intuitivo”. Un barrio con condominios, oficinas, restaurantes, es probable que tenga más “ojos en la calle” durante el día. Esta vigilancia colectiva aparentemente disuade a los delincuentes.
Sin embargo, en un nuevo estudio publicado por la Universidad de Pennsylvania Law Review, McDonald y los demás investigadores abordaron por primera vez los datos reales que existen tras estos esta visión. Se examinaron ocho barrios con altas tasas de criminalidad en Los Ángeles, agrupando las zonas comerciales y residenciales de los barrios que presentan una mezcla de uso de suelo en el tiempo.
Según los resultados, las áreas comerciales sólo tenían los índices más altos de delincuencia -45% más alto- en comparación con zonas similares que incluyen residencias. Los investigadores también encontraron que los barrios experimentan un cambio de zonificación, por lo general, cuando se unen áreas comerciales con zonas residenciales. En los casos estudiados, esta realidad registró una baja del 7% en la delincuencia, lo que se refleja en una disminución en los asaltos y robos de autos.
Los investigadores no pueden explicar por qué ocurren estas tendencias, aunque parece lógico que la gente sienta un mayor sentido de pertenencia y cuidado en los barrios donde viven, en relación a los barrios en donde van a trabajar o comprar. Por esto, para que aumente el sentido de pertenencia y la sensación de que hay más “ojos en la calle”, el estudio recomienda construir viviendas en zonas comerciales.
Los resultados sugieren que las leyes de zonificación se deben planear como herramientas que ayudan en la prevención del delito. Como señala McDonald, las leyes de zonificación son “menos costosas que la detención de personas y su envío a la cárcel”.
A menudo, cuando la policía piensa en el “diseño ambiental” para la prevención del delito, se centra en intervenciones como la instalación de alumbrado público, cámaras de seguridad o nuevos callejones sin salida. Este estudio, sin embargo, también sugiere que, junto a los planificadores urbanos, se debe pensar en el uso de la tierra. McDonald señala que “pensamos que si podemos ver alguna relación entre zonificación -y también el cambio de zonificación- y crimen, entonces podríamos estar un poco más cerca de entender la relación entre el entorno físico y el crimen”.
Por supuesto, lo contrario también es cierto: los planificadores deberían ser conscientes del hecho de que las decisiones tan fundamentales como el modo de zonificación de un barrio también podría tener implicaciones en el crimen.
Por último, McDonald agrega sobre las decisiones de planificación, ya que “hay una expectativa general de “cómo esto va a afectar el tráfico, los estacionamientos, el sistema de alcantarillado o de recolección de basura”. Pero casi nunca existe un modelo sistemático que permita inferir “cómo esto va a incidir en la tasa de criminalidad”.
La lista de casos en apoyo a esta estrategia es cada vez más extensa y los planificadores pueden agregar un argumento más empírico para su puesta en práctica: el uso mixto de zonificación parece reducir también el crimen.
John McDonald, director del Departamento de Criminología de la Universidad de Pennsylvania, afirma que “la gente dice que esto tiene sentido intuitivo”. Un barrio con condominios, oficinas, restaurantes, es probable que tenga más “ojos en la calle” durante el día. Esta vigilancia colectiva aparentemente disuade a los delincuentes.
Sin embargo, en un nuevo estudio publicado por la Universidad de Pennsylvania Law Review, McDonald y los demás investigadores abordaron por primera vez los datos reales que existen tras estos esta visión. Se examinaron ocho barrios con altas tasas de criminalidad en Los Ángeles, agrupando las zonas comerciales y residenciales de los barrios que presentan una mezcla de uso de suelo en el tiempo.
Según los resultados, las áreas comerciales sólo tenían los índices más altos de delincuencia -45% más alto- en comparación con zonas similares que incluyen residencias. Los investigadores también encontraron que los barrios experimentan un cambio de zonificación, por lo general, cuando se unen áreas comerciales con zonas residenciales. En los casos estudiados, esta realidad registró una baja del 7% en la delincuencia, lo que se refleja en una disminución en los asaltos y robos de autos.
Los investigadores no pueden explicar por qué ocurren estas tendencias, aunque parece lógico que la gente sienta un mayor sentido de pertenencia y cuidado en los barrios donde viven, en relación a los barrios en donde van a trabajar o comprar. Por esto, para que aumente el sentido de pertenencia y la sensación de que hay más “ojos en la calle”, el estudio recomienda construir viviendas en zonas comerciales.
Los resultados sugieren que las leyes de zonificación se deben planear como herramientas que ayudan en la prevención del delito. Como señala McDonald, las leyes de zonificación son “menos costosas que la detención de personas y su envío a la cárcel”.
A menudo, cuando la policía piensa en el “diseño ambiental” para la prevención del delito, se centra en intervenciones como la instalación de alumbrado público, cámaras de seguridad o nuevos callejones sin salida. Este estudio, sin embargo, también sugiere que, junto a los planificadores urbanos, se debe pensar en el uso de la tierra. McDonald señala que “pensamos que si podemos ver alguna relación entre zonificación -y también el cambio de zonificación- y crimen, entonces podríamos estar un poco más cerca de entender la relación entre el entorno físico y el crimen”.
Por supuesto, lo contrario también es cierto: los planificadores deberían ser conscientes del hecho de que las decisiones tan fundamentales como el modo de zonificación de un barrio también podría tener implicaciones en el crimen.
Por último, McDonald agrega sobre las decisiones de planificación, ya que “hay una expectativa general de “cómo esto va a afectar el tráfico, los estacionamientos, el sistema de alcantarillado o de recolección de basura”. Pero casi nunca existe un modelo sistemático que permita inferir “cómo esto va a incidir en la tasa de criminalidad”.
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