Gustavo Gili, Barcelona : 2014
175 p. : il. col.
Nº monográfico de: “2G : revista internacional de arquitectura = international architecture magazine", n. 68 (2014)
Texto en español e inglés
ISBN 9788425227158
Christ & Gantenbein
Arquitectura – Siglo XXI – Suiza
UPV/EHU · DISPONIBLE EN E-LIBRO
http://millennium.ehu.es/record=b1668758~S1*spi
Suiza lleva años ocupando un puesto privilegiado en el panorama de la
arquitectura internacional. El país, uno de los más ricos del mundo, cuenta con
una excelente red de escuelas de arquitectura, una cultura arquitectónica
moderna de larga tradición, una potente industria editorial y unas excelentes
condiciones para el ejercicio de la profesión. Por ello, no es de extrañar que
en años recientes hayan aparecido figuras de la talla de Herzog & de
Meuron, Peter Zumthor y Peter Märkli, o los más jóvenes Valerio Olgiati y
Christian Kerez.
Emanuel Christ y Christoph Gantenbein pertenecen a una generación de arquitectos que pusieron en marcha su estudio a finales de la década de 1990 y empezaron a construir en el boom que cedió al cambio de siglo. En su obra, la potente tradición suiza, tanto en lo que se refiere al uso de tipologías como de materiales, se enriquece gracias a las nuevas posibilidades geográficas, financieras y técnicas. Su obra abarca desde pequeñas intervenciones domésticas (como la ampliación de una mansión en Harlesheim o un pabellón de jardín en Basilea), pasando por varios edificios de viviendas y oficinas, hasta llegar a dos importantes intervenciones en museos de importancia nacional: el Landesmuseum de Zúrich y el Kuntsmuseum de Basilea.
La selección de obras y proyectos viene precedida por tres textos críticos del historiador suizo Philip Ursprung, del arquitecto portugués Diogo Seixas Lopes y del crítico francés Éric Lapierre. La sección nexus incluye un texto y unas fotografías de los propios arquitectos sobre un viaje a Italia y un estudio académico sobre tipologías de lo ordinario en cuatro ciudades: Hong Kong, Roma, Nueva York y Buenos Aires.
Philip Ursprung | Construir desde lo universal [Extracto de la introducción]
Emanuel Christ y Christoph Gantenbein pertenecen a una generación de arquitectos que pusieron en marcha su estudio a finales de la década de 1990. A diferencia de sus predecesores —como Hans Kollhoff, Roger Diener o Herzog & de Meuron, quienes comenzaron su carrera en la recesión de la década de 1970—, Christ & Gantenbein se adentraron en el campo de la arquitectura en el apogeo del boom que cedió al cambio de siglo. Su temprana producción llamó la atención con obras construidas, no con ensayos, manifiestos o dibujos utópicos, algo característico de los arquitectos de su generación, como también lo fue que, en su época de estudiantes, se toparan con una jerarquía establecida de arquitectos estrella que dominaban la profesión y que personificaban su dimensión formal y teórica. El campo por el que transitan Christ & Gantenbein es, pues, abierto en lo que se refiere a las posibilidades geográficas, financieras y técnicas, y limitado en su potencial discursivo y simbólico. Sus edificios construidos se articulan, precisamente, en esa tensión entre lo abierto y lo limitado. Como si absorbiesen las contradicciones de su entorno, las superficies de muchos de sus edificios parecen doblarse, torcerse y formar edificios en zigzag como elementos emblemáticos de esa mediación.
Sin duda, la libertad de elección de la que disfrutan los arquitectos de las zonas más prósperas del mundo desde el final de la década de 1990 resulta ambivalente: constituye a la vez una promesa y una carga. Por un lado, abre el campo de la arquitectura a una variedad ilimitada de formas, materiales y programas, y, por otro, no existen normas claras en las que apoyarse, ni reglas que seguir o contradecir. ¿Cómo reaccionan Christ & Gantenbein ante esta situación? No buscan ni la extravagancia ni el virtuosismo, y sus edificios tampoco se esconden detrás de la simplicidad. Demuestran con orgullo su elegancia formal y su perfección técnica. La superficie lisa de hormigón de la ampliación del Landesmuseum de Zúrich no esconde el esfuerzo ingenieril ni la gran cantidad de materia; la presencia maciza de los muros puede verse en la ventada circular y se mantiene en el tratamiento de los techos. El dibujo de lunares del edificio no construido de Ciencias Biológicas Schällemätteli para la Universität Basel irradia un aire lúdico y una ligereza rara vez vistas en edificios universitarios. Y el edificio de oficinas Roche, en Grenzach, muestra sus antepechos de composición rítmica con confianza y optimismo.
La apertura del campo también se manifiesta por el hecho de que en la actualidad casi todo el mundo industrializado se encuentra a disposición del arquitecto. Mientras que la generación predecesora tuvo que luchar para sacudirse el yugo del provincialismo suizo —del que Paul Nizon habla en su libro Diskurs in der Enge—, la actitud de Christ & Gantenbein es cosmopolita desde un principio. Sin duda, ellos son conscientes del actual aislamiento político y cultural de Suiza y anhelan elementos de lo urbano, de los que carecen las ciudades suizas de tamaño medio. Son receptivos al esplendor barroco de las villas italianas, testigos de un pasado glorioso que nunca existió en Suiza. No obstante, su horizonte va mucho más allá de las fronteras de la nación. Fueron educados en Suiza, pero no se identifican con ninguna tradición suiza específica, algo que sí fue clave para sus compatriotas en las décadas de 1980 y 1990. La “identidad” no les preocupa. Se enfrentan con la misma naturalidad a la sutileza del protestantismo en su proyecto de 2002 para la ampliación de una mansión en Arlesheim (un barrio de pequeños edificios a las afueras de Basilea) que a la complejidad de las diversas capas de historia del centro de la ciudad de Londres, en su proyecto de reforma de la Iglesia Suiza (2010). Abrazan la extrema densidad y el carácter efímero de la ciudad de Hong Kong, donde echan mano abiertamente de las tipologías de conjuntos de viviendas colectivas, que también aplican a la soledad de las montañas mexicanas en su Columna en la Ruta del Peregrino en Jalisco (2011). Ya sea bajo la forma del pabellón árbol en Jinhua (2007), un encargo de prestigio para un parque cercano a Shanghái, obra de Ai Weiwei (uno de los artistas más destacados del mundo), o en un humilde proyecto de cubierta en el patio de una escuela de Muttenz (2005), tienen la capacidad de enfrentarse al encargo de forma tan desenfadada como meticulosa.
Para muchos arquitectos y críticos europeos de una generación anterior, la interacción con una metrópoli asiática como Shanghái o Hong Kong está impregnada de una actitud casi colonial, de confrontación con la arquitectura extranjera que perciben como algo “global” (en sustitución de lo "exótico" previo). Christ & Gantenbein muestran, en cambio, una actitud más relajada. Desde luego que la escala y el ritmo de Hong Kong les causa una profunda impresión, pero dicen: “Hong Kong es bella”. Cartografían los conjuntos de vivienda colectiva del sureste asiático y los trasladan al contexto suizo en sus clases en la ETH de Zúrich, y no lo hacen para buscar un contraste, sino porque creen que las ciudades suizas —y los estudiantes suizos que pronto darán forma esas ciudades— pueden y deben aprender y sacar partido de otros modelos de densidad. Pueden alternar esos elementos precisamente porque los conciben como algo universal. Lo que determina sus investigaciones no es la oposición binaria entre lo “local” y lo “global”, ni la reiteración de la “diferencia”, que resultó fundamental para el discurso de la década de 1990, sino la búsqueda de lo universal. De hecho, su idea de “normalidad” está estrechamente vinculada con la idea de lo universal. Lo que ellos denominan “normal” no es la arquitectura vernácula, contrapuesta a la culta, ni las tendencias mayoritarias en oposición a la vanguardia, sino una arquitectura que acepta lo dado de una forma pragmática. No piensan según modelos binarios. Dicho de forma sencilla, su visión del mundo no es en blanco y negro, sino en gris.
Esta actitud está más cerca de la idea de Adolf Loos de la vestimenta no ornamental, o corriente, como un disfraz, que de la pregunta retórica que hace Robert Venturi: “¿No es casi perfecta la Main Street?”, en su libro “Complejidad y contradicción en la arquitectura”. Loos criticó la extravagancia de sus contemporáneos en el ensayo “Ornamento y delito”: “Quien hoy en día vaya por ahí en traje de terciopelo no es un artista, sino un bufón o un pintor de brocha gorda. Nos hemos vuelto más finos, más sutiles. Los miembros de las tribus tenían que distinguirse con diferentes colores, la persona moderna utiliza su vestido como máscara. Su individualidad es tan grande que ya no se expresa a través de vestidos”.
Emanuel Christ y Christoph Gantenbein pertenecen a una generación de arquitectos que pusieron en marcha su estudio a finales de la década de 1990 y empezaron a construir en el boom que cedió al cambio de siglo. En su obra, la potente tradición suiza, tanto en lo que se refiere al uso de tipologías como de materiales, se enriquece gracias a las nuevas posibilidades geográficas, financieras y técnicas. Su obra abarca desde pequeñas intervenciones domésticas (como la ampliación de una mansión en Harlesheim o un pabellón de jardín en Basilea), pasando por varios edificios de viviendas y oficinas, hasta llegar a dos importantes intervenciones en museos de importancia nacional: el Landesmuseum de Zúrich y el Kuntsmuseum de Basilea.
La selección de obras y proyectos viene precedida por tres textos críticos del historiador suizo Philip Ursprung, del arquitecto portugués Diogo Seixas Lopes y del crítico francés Éric Lapierre. La sección nexus incluye un texto y unas fotografías de los propios arquitectos sobre un viaje a Italia y un estudio académico sobre tipologías de lo ordinario en cuatro ciudades: Hong Kong, Roma, Nueva York y Buenos Aires.
Philip Ursprung | Construir desde lo universal [Extracto de la introducción]
Emanuel Christ y Christoph Gantenbein pertenecen a una generación de arquitectos que pusieron en marcha su estudio a finales de la década de 1990. A diferencia de sus predecesores —como Hans Kollhoff, Roger Diener o Herzog & de Meuron, quienes comenzaron su carrera en la recesión de la década de 1970—, Christ & Gantenbein se adentraron en el campo de la arquitectura en el apogeo del boom que cedió al cambio de siglo. Su temprana producción llamó la atención con obras construidas, no con ensayos, manifiestos o dibujos utópicos, algo característico de los arquitectos de su generación, como también lo fue que, en su época de estudiantes, se toparan con una jerarquía establecida de arquitectos estrella que dominaban la profesión y que personificaban su dimensión formal y teórica. El campo por el que transitan Christ & Gantenbein es, pues, abierto en lo que se refiere a las posibilidades geográficas, financieras y técnicas, y limitado en su potencial discursivo y simbólico. Sus edificios construidos se articulan, precisamente, en esa tensión entre lo abierto y lo limitado. Como si absorbiesen las contradicciones de su entorno, las superficies de muchos de sus edificios parecen doblarse, torcerse y formar edificios en zigzag como elementos emblemáticos de esa mediación.
Sin duda, la libertad de elección de la que disfrutan los arquitectos de las zonas más prósperas del mundo desde el final de la década de 1990 resulta ambivalente: constituye a la vez una promesa y una carga. Por un lado, abre el campo de la arquitectura a una variedad ilimitada de formas, materiales y programas, y, por otro, no existen normas claras en las que apoyarse, ni reglas que seguir o contradecir. ¿Cómo reaccionan Christ & Gantenbein ante esta situación? No buscan ni la extravagancia ni el virtuosismo, y sus edificios tampoco se esconden detrás de la simplicidad. Demuestran con orgullo su elegancia formal y su perfección técnica. La superficie lisa de hormigón de la ampliación del Landesmuseum de Zúrich no esconde el esfuerzo ingenieril ni la gran cantidad de materia; la presencia maciza de los muros puede verse en la ventada circular y se mantiene en el tratamiento de los techos. El dibujo de lunares del edificio no construido de Ciencias Biológicas Schällemätteli para la Universität Basel irradia un aire lúdico y una ligereza rara vez vistas en edificios universitarios. Y el edificio de oficinas Roche, en Grenzach, muestra sus antepechos de composición rítmica con confianza y optimismo.
La apertura del campo también se manifiesta por el hecho de que en la actualidad casi todo el mundo industrializado se encuentra a disposición del arquitecto. Mientras que la generación predecesora tuvo que luchar para sacudirse el yugo del provincialismo suizo —del que Paul Nizon habla en su libro Diskurs in der Enge—, la actitud de Christ & Gantenbein es cosmopolita desde un principio. Sin duda, ellos son conscientes del actual aislamiento político y cultural de Suiza y anhelan elementos de lo urbano, de los que carecen las ciudades suizas de tamaño medio. Son receptivos al esplendor barroco de las villas italianas, testigos de un pasado glorioso que nunca existió en Suiza. No obstante, su horizonte va mucho más allá de las fronteras de la nación. Fueron educados en Suiza, pero no se identifican con ninguna tradición suiza específica, algo que sí fue clave para sus compatriotas en las décadas de 1980 y 1990. La “identidad” no les preocupa. Se enfrentan con la misma naturalidad a la sutileza del protestantismo en su proyecto de 2002 para la ampliación de una mansión en Arlesheim (un barrio de pequeños edificios a las afueras de Basilea) que a la complejidad de las diversas capas de historia del centro de la ciudad de Londres, en su proyecto de reforma de la Iglesia Suiza (2010). Abrazan la extrema densidad y el carácter efímero de la ciudad de Hong Kong, donde echan mano abiertamente de las tipologías de conjuntos de viviendas colectivas, que también aplican a la soledad de las montañas mexicanas en su Columna en la Ruta del Peregrino en Jalisco (2011). Ya sea bajo la forma del pabellón árbol en Jinhua (2007), un encargo de prestigio para un parque cercano a Shanghái, obra de Ai Weiwei (uno de los artistas más destacados del mundo), o en un humilde proyecto de cubierta en el patio de una escuela de Muttenz (2005), tienen la capacidad de enfrentarse al encargo de forma tan desenfadada como meticulosa.
Para muchos arquitectos y críticos europeos de una generación anterior, la interacción con una metrópoli asiática como Shanghái o Hong Kong está impregnada de una actitud casi colonial, de confrontación con la arquitectura extranjera que perciben como algo “global” (en sustitución de lo "exótico" previo). Christ & Gantenbein muestran, en cambio, una actitud más relajada. Desde luego que la escala y el ritmo de Hong Kong les causa una profunda impresión, pero dicen: “Hong Kong es bella”. Cartografían los conjuntos de vivienda colectiva del sureste asiático y los trasladan al contexto suizo en sus clases en la ETH de Zúrich, y no lo hacen para buscar un contraste, sino porque creen que las ciudades suizas —y los estudiantes suizos que pronto darán forma esas ciudades— pueden y deben aprender y sacar partido de otros modelos de densidad. Pueden alternar esos elementos precisamente porque los conciben como algo universal. Lo que determina sus investigaciones no es la oposición binaria entre lo “local” y lo “global”, ni la reiteración de la “diferencia”, que resultó fundamental para el discurso de la década de 1990, sino la búsqueda de lo universal. De hecho, su idea de “normalidad” está estrechamente vinculada con la idea de lo universal. Lo que ellos denominan “normal” no es la arquitectura vernácula, contrapuesta a la culta, ni las tendencias mayoritarias en oposición a la vanguardia, sino una arquitectura que acepta lo dado de una forma pragmática. No piensan según modelos binarios. Dicho de forma sencilla, su visión del mundo no es en blanco y negro, sino en gris.
Esta actitud está más cerca de la idea de Adolf Loos de la vestimenta no ornamental, o corriente, como un disfraz, que de la pregunta retórica que hace Robert Venturi: “¿No es casi perfecta la Main Street?”, en su libro “Complejidad y contradicción en la arquitectura”. Loos criticó la extravagancia de sus contemporáneos en el ensayo “Ornamento y delito”: “Quien hoy en día vaya por ahí en traje de terciopelo no es un artista, sino un bufón o un pintor de brocha gorda. Nos hemos vuelto más finos, más sutiles. Los miembros de las tribus tenían que distinguirse con diferentes colores, la persona moderna utiliza su vestido como máscara. Su individualidad es tan grande que ya no se expresa a través de vestidos”.
ENLACES
Gustavo Gili | 2G · 68 · Christ & Gantenbein
http://ggili.com/es/tienda/productos/2g-n-68-christ-gantenbein
Christ & Gantenbein
http://www.christgantenbein.com/
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